El futuro urbanístico de Yerba Buena de cara al próximo cuarto de siglo podría definirse en pocas semanas. El Concejo Deliberante avanza con el estudio del proyecto de ordenanza que remitió el Departamento Ejecutivo Municipal (DEM) para un nuevo Código de Planeamiento Urbano. Se trata de un largo trabajo iniciado hace cerca de dos años, con participación plural, que tiene como objetivo fijar los trazos troncales para un crecimiento ordenado de la “Ciudad Jardín” hasta 2050. El oficialismo del Municipio que gestiona Pablo Macchiarola estima que el tratamiento en una sesión especial podría darse en 30 días aproximadamente.

La comisión de Obras Públicas del Concejo, que preside Franco Marigliano, avanza con el tratamiento de la iniciativa que el DEM giró en el mes de mayo. Hubo un extenso trabajo técnico que también contempló participación académica, ciudadana, así como de organismos públicos y entidades intermedias, entre otros. Además, hubo reuniones periódicas con los concejales. De todos modos, se está llevando a cabo un hilado fino dentro del cuerpo deliberativo, capítulo por capítulo, para hacer los ajustes pertinentes y sancionar la mejor ordenanza posible.

El Código de Planeamiento vigente (Ordenanza 613) data de 1994. Los cambios urbanos, sociales, territoriales y el incremento demográfico ocurridos durante 30 años hicieron que la normativa actual quedara casi obsoleta hace tiempo, necesitando una actualización casi imperiosa. Este proyecto busca controlar y encauzar el crecimiento de la ciudad, fortaleciendo su identidad urbana de ciudad verde, recreativa y deportiva, pero mejorando la accesibilidad y la movilidad con una mejor conectividad urbana.

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“El nuevo código no viene a solucionar todos los problemas de la ciudad, pero sí a proyectarla, planificarla y adecuar una serie de normativas que Yerba Buena tiene muy retrasada. La ciudad ha crecido y cambiado su fisonomía; la ciudad es otra: ya no es la ciudad residencial o la ciudad dormitorio. Esta normativa va a tratar de ir adaptando los cambios, regularlos, modificarlos o fomentarlos”, mencionó Marigliano en diálogo con LA GACETA.

El concejal indicó que el trabajo principal fue liderado por la arquitecta Isabel Salas, quien encabezó el equipo ad hoc que se puso al hombro la tarea de redactar el nuevo código. Mencionó que se llevaron a cabo numerosos talleres participativos de los que participaron decenas de vecinos para exponer cómo imaginaban Yerba Buena a futuro y sacar de allí algunos lineamientos a seguir. A su vez, consideró que lo realizado es perfectible y que sería criterioso evaluar cada cinco años si la nueva normativa -de ser aprobada- ameritaría algunos ajustes.

Evolución de la ciudad

El secretario de Planificación y Obras Públicas, Esteban Auad, coincidió con su antecesor que el código no resolverá todos los problemas urbanos, pero permitirá planificar con una base legal moderna. “No puede ser una ciudad que se quede en el tiempo. Las ciudades evolucionan”, afirmó. Señaló que la proyección que se realizó con el trabajo es de al menos 25 años, pero que es una tarea que debe ser revisada cada cinco años.

Algunos de los cambios que el funcionario yerbabuenense destacó es que esta nueva herramienta busca revertir uno de los principales déficits de Yerba Buena: el acceso a la vivienda. “El código actual está muy restringido por retiros que resultaban muy exagerados para la construcción de viviendas. Eso hizo que avance lo comercial por sobre la vivienda”, argumentó.

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Otro de los ejes que están considerados en la propuesta formal es la organización del crecimiento hacia el norte del municipio, en la zona de avenida Perón, aún dominada por terrenos agrícolas. Hacia allí se direcciona el futuro de la ciudad, dado que prácticamente no quedan espacios a ser desarrollados en otras direcciones. Por ese motivo es que se fijaron lineamientos hacia adelante, para evitar que más adelante aparezcan barrios privados gigantes que puedan taponar la ciudad como ocurrió en los últimos 30 años.

En ese sentido, Auad repasó que en 1994 había solamente un barrio privado y que actualmente “está minado” de ese tipo de desarrollos inmobiliarios, además de contar con otro tipo de urbanizaciones especiales como torres. “Eso hizo que la ciudad se vaya desconectando o fragmentando. No se previó la apertura de las calles. Hablamos hace 30 años, con una población que seguramente era la mitad. No se hicieron adendas, más otras cosas que tienen que ver con el medioambiente”, mencionó. El nuevo código también fija límites claro en desarrollos en alturas, entre otras pautas.

Patrimonio urbano: ampliación del área protegida

El proyecto establece dos Áreas de Protección Patrimonial con el objetivo de preservar sectores emblemáticos de la ciudad por su valor histórico, paisajístico y ambiental. La primera, denominada APP1, abarca el casco viejo o Villa Marcos Paz, una zona originada en 1906 que comprende 25 manzanas en torno a la Plaza Nougués. Su trazado regular, las viviendas rodeadas de jardines y su función institucional inicial le otorgan una identidad singular, reconocida por la Ley Provincial 7.535. Además, se incorpora una ampliación (AAPP1) que incluye áreas colindantes con similares características de baja densidad y fuerte presencia vegetal.

Nuevas demandas: prescripciones normativas que se tornaron “insuficientes y/o inadecuadas”

El proyecto cuenta con casi 200 páginas donde se plasman con precisión todo tipo de lineamientos a seguir para el desarrollo ordenado de la ciudad. En la introducción, se mencionó que desde el Código de Planeamiento Urbano a la fecha transcurrieron 30 años. “Los cambios a nivel urbano, social y territorial, así como el incremento demográfico y las nuevas demandas han tornado insuficientes y/o inadecuadas las prescripciones normativas hasta ahora vigentes. Es por ello que resulta imperioso encarar la tarea de revisión y actualización de la legislación referida al ordenamiento de la ciudad abarcando los diversos aspectos que la componen y la caracterizan”, se consideró.